¿Es el poder una baza fortuita? ¿O es un conjunto de actuaciones y factores aleatorios?
Estados Unidos, Rusia, China, Europa... Suena a dinero. Suena a poder. Quizás sí, pero no siempre ha sido así. Hagamos un breve repaso por la historia para ver por qué podemos afirmar esto hoy en día.
Un núcleo de poder es una zona geográfica más o menos amplia en la que se concentran una serie de países (en el caso de que haya más de un país en ese núcleo) que tienen una clara influencia en la toma de decisiones de otros países, así como autosuficiencia, tecnología, poder militar...
Podríamos poner la casilla de salida en 1837, fecha de inicio de el conocido como "Great Game". El imperio Británico enfrentado a Rusia. Algo así como la guerra Fría, pero aún más enfocado al progreso y no tanto al poder militar.
Por este año en el mundo existía el núcleo de poder centroeuropeo, el ruso, se estaba forjando el estadounidense y quizás alguno secundario en Asia. Pero, indudablemente Rusia y Inglaterra llevaban la voz cantante.
Es
clave entender, sobre todo, la importancia de Asia central. No sólo
por las grandes reservas de minerales fundamentales como el carbón,
con el que aún se seguía alimentando de energía las máquinas,
sino también por el petróleo y el gas, que se ubican en el corazón
del conflicto. Nos encontramos ya en el seno de la Segunda
Revolución Industrial,
y estas fuentes de energías son la mejor baza para las grandes
regiones de poder gozar del privilegio de la hegemonía.
Estados Unidos podría ser el
ejemplo perfecto si lo que se quiere es obtener poder de una forma
rápida. En poco más de 100 años, ha conseguido consolidarse como
el eje principal de poder nuestros días. Si nos remontamos a la
Segunda
Guerra mundial,
la acción que llevó a cabo el país en términos económicos fue
indudablemente excelente. Monopolizar el suministro de armas a los
países beligerantes fue un tren que sólo pasaría una vez, y que
desembarcó al país en una situación muy privilegiada.
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